Wendy paseaba por el parque, cuando de pronto un jilguero se posó en una rama y le preguntó:
-¿Puedo arrancarte una sonrisa?
Wendy, melancólica, neurótica, ansiosa, desanimada, suspiró; y el aire exhalado de su boca, acarició el pico del jilguero.
Wendy pasó de largo y dejó al pobre pájaro posado en su rama llorando, sin pico y sin sonrisa.