Enero...
Ojalá en Enero, en este lado del globo, hiciera un calor tan abrasador, que lo borrara para siempre del calendario. Y a pesar de que Enero tiene el corazón helado, no se quema con la gelidez de su propio armazón de hielo, qué ironía.
... Me queda como consuelo que pasarán once meses sin que tenga que volver su rostro, cual astro rey, sobre cuatro esclavas que desfilan lastimeramente hasta su muerte, hasta su gloriosa, gloriosa muerte. Este año, en números rojos.